GP de Australia

Vuelve el show de la Fórmula 1

Larga fue la espera. Tras eternos meses sin actividad y apenas un aperitivo de ocho días en los entrenamientos libres de Barcelona, por fin, gracias al dios que a vos más te guste, vuelve la Fórmula 1.

Vuelve la categoría que más amor y odio te produce. Esa por la que te levantas a las cuatro a eme o le cancelas a tu mejor amigo la salida del sábado porque toca el Gran Premio de Singapur. Inentendible para muchos, lógico para nosotros.

Es que verla a las dos de la tarde, comiendo y muy tranquilo en tu casa no tiene gracia. La Fórmula 1 tiene ese no se qué (locura dicen algunos) que la hace distinta a cualquier otra categoría. Las carreras se miran dormido o sin dormir, sino no se miran. Ser el único con la luz prendida del edificio no tiene precio.

Por suerte vuelven a sonar el ruido de los motores. Regresan las alarmas. A planificar el fin de semana desde el martes, y ver cómo le decimos a ese amigo fiestero: “hoy no, mañana”. Se apagan las luces rojas y se enciende la adrenalina de todos nosotros.

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