Patricio Monti, con 20 años y forjado en Los Hornos con pasado en Centro Fomento, contó sus vivencias antes, durante y después de sus primeros minutos oficiales con la camiseta del elenco Tripero.
En primer lugar, casi sin poder creerlo, reveló: “Hasta hace dos semanas gritaba los goles por la tele, y ayer me encontré que estaba gritando un gol adentro y con los jugadores. Pensé que estaba soñando. Siempre iba a la tribuna de 60. A Oreja lo ovacionaba “oreeeja oreeeja”, Fito Rinaudo es un modelo a seguir para mí”.
En este sentido, contó que no esperaba tener su chance, por lo menos en lo inmediato como terminó ocurriendo: “Sinceramente todavía no caigo, fue un momento muy esperado en mi vida. Cuando me llamó el Indio me generó una felicidad interior que no podía entender. Si algún día la gente me ovaciona va a ser el mejor día de mi vida. Se me pone la piel de gallina y me pongo a llorar ahí nomás”.
A la hora de hablar del momento en el que Darío Ortiz lo llamó para ingresar, relató: “Cuando me tocó entrar se me vinieron muchas cosas a la cabeza, más que nada porque soy amante del fútbol e hincha de Gimnasia. También por el esfuerzo y sacrificio que vengo haciendo desde hace mucho tiempo, agradezco a mi familia. Sinceramente no caigo”.
Por otra parte, se refirió al desarrollo del partido y lo que vivió una vez que se metió en el vestuario visitante: “Mientras que sucedía todo esto yo estaba tranquilo. Futbolísticamente me venía preparando, porque entrenaba con el plantel. El resultado se nos dio por suerte para cortar además la racha negativa. Psicológicamente me pegó duro, cuando llegué al vestuario me emocione”.
Por último, contó una historia que vivió su papá desde la platea en el Libertadores de América, fana del Lobo como él. “Ayer con mi tío y la mujer fueron a la cancha. En una jugada se pararon entusiasmados y se dieron cuenta en la platea. Tuvieron que hacerle entender que yo estaba por debutar para que no les hagan nada”.