Gimnasia se durmió en el arranque del partido y casi lo paga caro. El cronómetro no había llegado a los dos minutos cuando el equipo de Diego Flores ya se encontraba en desventaja. Salió perdiendo desde el vestuario, como suele decirse, y atravesó varios minutos de la primera mitad con imprecisiones y dudas.
Sin dudas, un quiebre en el partido que condicionó el desarrollo del mismo y que modificó de manera inmediata la planificación previa del Lobo. No por ser superado por el rival, sino porque le costó salir del sacudón y volver a meterse en el encuentro.
Los minutos pasaron y el visitante comenzó a replegarse en el fondo, cuidando la ventaja y jugando prematuramente de contra. Así, fue como Gimnasia ganó terreno, aprovechó esa circunstancia, dejó de lado las inseguridades que le generó el gol tempranero y comenzó a adueñarse del partido.
Comenzó a manejar la pelota con mayor criterio y generó situaciones para empatarlo, pero estuvo errático y por momentos apresurado en la toma de decisiones. Hizo méritos para empatarlo, pero se fue al descanso en desventaja, siendo la jugada del gol la única clara del Malevo.
Ya en el complemento el problema no fue de puntería, sino que Gimnasia se encontró con un enorme Arce, que voló de palo a palo evitando la caída de su arco. Los cambios ofensivos de Flores rompieron el esquema y el equipo, algo desarticulado, lo buscó por todos lados. Centros para Hurtado, para Morales, remates lejanos. Todas esas situaciones encontraron las manos del arquero visitante.
Sobre la hora, una final a pura emoción. Primero, Insfrán para evitar el gol de Herrera de penal y dejar al Lobo con vida. Luego, la heroica. En la última del partido y con todo Gimnasia en campo rival, el propio Riestra fue quien pudo vencer a Arce. Murillo en contra igualó el resultado y explotó el Bosque.
Fue de menor a mayor. Le costó asumir el cimbronazo del inicio del partido, careció de ideas y no tuvo precisión ni puntería. De todas maneras, no resignó el empate, no dejó de atacar, aunque por momentos de manera desorganizada, e hizo méritos para no perder. Por ir, por buscarlo e insistir, sobre el final tuvo premio y se llevó un punto cuando ya parecía que se quedaba sin nada.