El pasado 3 de septiembre se cumplieron nada menos que 82 años de una de las mayores muestras futbolísticas que dio el equipo de Gimnasia en aquel lejano campeonato de 1933, en el que se vistió de Expreso pero no pudo ser campeón, en gran medida, por culpa de dos arbitrajes polémicos bien puntuales.
Hoy, 8 de octubre, se cumple esa misma cantidad de años del segundo de esos dos episodios en cuestión, de aquel histórico partido que cada Tripero conoce bien aunque no lo haya vivido: ese en el que ante San Lorenzo, perjudicados por los fallos arbitrales, sus jugadores se sentaron en la cancha como protesta.
Bautizado como un tren expreso porque no se detenía ante nadie, el once dirigido por el húngaro Emérico Hirschl fue una verdadera sensación. Desde el inicio, con varias victorias seguidas, se ganó el mote de revelación y de hecho, a mitad de año, se convirtió en el primero por fuera de los cinco grandes en ganar una primera rueda entre 1931 y 1966.
El 25 de septiembre Gimnasia visitó a Boca, uno de sus rivales, con 25 partidos jugados, y ese día el protagonista fue el árbitro Ángel De Dominicis, expulsado de la Liga Argentina tras ese encuentro. El Lobo ganaba 2 a 1, pero un penal inexistente y un tanto en una alevosa posición adelantada le dieron vuelta el partido.
Dos fechas más tarde, un día como hoy, llegó el segundo y más conocido de los dos fatídicos episodios. Gimnasia, igualado ya con Boca en la cima de la tabla, visitó Avenida La Plata para jugar ante San Lorenzo, el tercero en discordia, y allí el protagonista de una historia que trascendió el tiempo volvería a ser quien debía impartir justicia.
Ese día el juez fue un tal Alberto Rojo Miró, desconocido al día de hoy pero tapa de los diarios a la jornada siguiente de aquel año. Con San Lorenzo en ventaja por 2 a 1 y Gimnasia buscando el empate, cada acción de la visita terminaba invalidada de manera sospechosa por un fallo oportuno del árbitro, que no medía con la misma vara.
Así fue que José Hipólito Fossa, zaguero del Cuervo, contó con la impunidad de una violenta infracción al delantero Juan Raúl Echevarrieta, digna de expulsión, que el juez decidió por el contrario ni siquiera sancionar. Dos minutos más tarde, en el área Tripera, llegaría el gran detonante de la historia que más se recuerda de aquel día.
Corrían los 26 minutos de la segunda parte cuando un centro enviado al área visitante fue contenido por el arquero Atilio Herrera sin que la pelota ingrese, pero el juez y el asistente vieron lo contrario. Allí, los jugadores Triperos explotaron. Ricardo Martín quiso hacer justicia por mano propia, golpeó a Rojo Miró y se fue expulsado.
Esa expulsión dio vuelta los ánimos de los jugadores del Expreso, que pasaron de querer linchar al juez a resolver, de manera inédita, sentarse en el campo de juego y no levantarse más que para sacar del medio. Así, en cuestión de cinco minutos, el dueño de casa convirtió cuatro goles más y se impuso con un bochornoso 7 a 1.
La silbatina general y lo insólito de la situación llevaron al árbitro, desorientado, a acabar el partido diez minutos antes del tiempo reglamentario. Antes, Diego García se dio el gusto, pasando entre los inmóviles jugadores Triperos, de convertir tres goles más a los 28, 30 y 32, mientras que Gabriel Magán a los 31 anotó el restante.
Ese equipo finalmente se quedaría con las ganas. La cuarta colocación fue su posición final, cuatro puntos por detrás de quien sería campeón, a tres del segundo y a dos del tercero. Solo cuatro unidades. Dos triunfos que bien pudieron haberse dado en esos dos partidos en los que los malos arbitrajes signaron su suerte. Ah, el campeón fue, justamente, San Lorenzo.
SÍNTESIS DEL PARTIDO:
SAN LORENZO (7): Jaime Lema; Félix Pacheco y José Hipólito Fossa; Alberto Chividini, Mario Scavone y Cipriano Achinelli; Gabriel Magán, Jacinto Villalba, Petronilo do Brito, Diego García y Arturo Arrieta. DT: Atilio Giuliano.
GIMNASIA (1): Atilio Herrera; Ricardo Martín y Humberto Recanatini; Oscar Montañez, José María Minella y Ángel Miguens; Tomás González, Manuel Fidel, Enrique Gainzarain, Arturo Zoroza y Juan Raúl Echevarrieta. DT: Emérico Hirschl.
GOLES: PT: 37’ Petronilo (SL) y 44’ Minella (G). ST: 6’ Petronilo (SL), 26’, 28’ y 30’ García (SL), 31’ Magán (SL) y 32’ García (SL).
ESTADIO: Lorenzo Massa.
ÁRBITRO: Alberto Rojo Miró.