Tokio 2020: Laurel Hubbard y el cambio de paradigma
"Desde el punto de vista deportivo no he cumplido con los estándares que me había impuesto y tampoco los que esperaba de mí mi país. Sin embargo he de estar agradecida a mis seguidores en Nueva Zelanda por todo el amor y el aliento que me han dado", las palabras de Laurel Hubbard, la neozelandesa de 43 años que deja los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 , parecieran ser las de una más que deja atrás la competencia, pero no lo son.
Hubbard, a segundos de mostrarse al mundo, está haciendo historia; los 125 kilos que buscó levantar no son nada al lado del peso del paradigma que acaba de desmoronar en Tokio 2020. Laurel se va de los Juegos Olímpicos siendo la primera atleta abiertamente reconocida como transgénero.
no dejes de leer
Nacida en Auckland, Nueva Zelanda hace 43 años, Hubbard es una veterana del levantamiento de pesas y representó a su tierra en los Juegos de Tokio 2020 tras haber conseguido varios récords nacionales. Sin embargo, en 2001, a la edad de 23 años, se alejó por completo del levantamiento de pesas.
En una entrevista hubbard habló abiertamente de las dificultades y la presión de no poder hacer compatible su identidad con su desarrollo profesional: "simplemente se volvió demasiado para soportar, la presión de tratar de encajar en un mundo que tal vez no estaba realmente configurado para personas como yo". Su transición en 2012, la puerta se abrió a un posible regreso al levantamiento de pesas para Nueva Zelanda.
La inclusión de Hubbard en la competencia generó debate, como es habitual, a pesar de que la atleta cumple con los criterios de elegibilidad establecidos por el COI desde 2015 para deportistas en transición de género masculino a femenino: niveles de testosterona por debajo de 10 nanomoles por litro durante al menos 12 meses antes de la competición.
El regreso de Laurel y los inolvidables Juegos Olímpicos de Tokio 2020
En 2017, 16 años después de la última competencia, Hubbard pudo volver a competir estableciendo un récord de 113 kg en Oceanía compitiendo en los Juegos de la Isla Norte, a eso siguió un oro en los campeonatos australianos. Hubbard ocupa el séptimo lugar en la división femenina de la Federación Internacional.
Laurel llegó a los Juegos de la Commonwealth en la Costa Dorada de Australia en 2018 como favorita a la medalla después de su tremenda forma. Pero una presunta rotura de ligamento en el brazo le frenaba el sueño olímpico.
La gravedad de la lesión la llevó a considerar la jubilación. "Mi brazo está roto", dijo Hubbard en ese momento. "Parece que probablemente será una lesión que pondrá fin a su carrera, lo cual es una verdadera lástima, pero me alegro de haber salido tratando de lograr mi mejor esfuerzo en la plataforma".
Sin embargo, el tratamiento exitoso de su lesión resultó en un cambio de opinión para Hubbard. Con el tiempo, volvería a la halterofilia con grandeza, recogiendo dos medallas de oro en los Juegos del Pacífico de 2019 en Samoa que la pusieron en carrera para representar a Nueva Zelanda en Tokio 2020.
Tokio 2020: las declaraciones de Hubbard tras su participación en los Juegos Olímpicos
"No soy del todo ajena a la controversia que rodea mi participación en estos Juegos; como tal, me gustaría dar las gracias en particular al COI, porque creo que realmente afirma su compromiso con los principios del olimpismo y establece que el deporte es algo para todas las personas, que es inclusivo y es accesible", de haber conseguido una medalla se hubiese convertido en la de mayor edad en halterofilia.
Probablemente el mundo "no está configurado" para gente como ella, como declaró en su momento; pero estos Juegos Olímpicos han llegado a traer visibilidad sobre temas que antes eran impensados, como la homosexualidad, el género, los abusos y las presiones. El peso de esas cargas es muchísimo mayor a cualquier cosa, por eso Hubbard se va de Tokio pero se queda en la historia para siempre, por haber superado todo y por abrir camino a un deporte igualitario.