Historias de la Selección en La Paz: batacazos, eliminaciones, fantasmas, piñas, goleadas y alegrías
Por Andrés Caviglia
Cancheros vapuleados, victorias históricas, fracasos de dimensión, equipos fantasmas con tufillos difíciles de digerir, peleas con la policía y falsas heridas, ilusiones, la segunda peor goleada de la historia, tubos de oxígeno, un genio ausente y el inicio hacia la tercera: todo eso incluye el historial de la Selección argentina ante Bolivia de visitante. Argumentos que sobran para demostrar que la historia de la tricampeona del mundo, vale ser repasada antes del choque por la segunda fecha de Eliminatorias.
Aunque, lógicamente, los contextos fueron cambiando lo que no cambió fue la altura de La Paz. Esos 3.500 metros sobre el nivel del mar que son, fueron y serán un dolor de cabeza para los rivales de turno y el arma de una selección que, mas temprano que tarde, deberá encontrarle la vuelta a esa ventaja para poder volver a jugar un Mundial cosa que hizo solamente en tres ocasiones: 1930, 1950 y 1994.
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Esta nueva historia con Messi entre algodones, tendrá a los de Scaloni midiéndose con un equipo (otro de los siete) que eligió a un entrenador de nuestro país para que tome las riendas: Gustavo Costas, el hombre que supo ser campeón con sus equipos en Perú, Paraguay, Ecuador y Colombia. Un auténtico conocedor del fútbol sudamericano que llegó con un duro mensaje para cambiar la historia boliviana, no solo a nivel selección sino también la de su fútbol local.
Capítulo 1: Baño de humildad, reivindicación y un final tan triste como previsible
La historia de la Selección en Bolivia comienza en la previa de lo que la historia conoce como “el papelón de Suecia” en 1958. Con Guillermo Stábile – goleador del Mundial de 1930 – como entrenador (el término director técnico aún no se había institucionalizado) Argentina había ganado el Sudamericano (futura Copa América) y, con el gen argento a flor de piel, se creía de ese equipo que era capaz de plantarse ante el más pintado: así le iría después en la cita máxima, pero aquellos picos de soberbia futbolera tuvieron un primer aviso en La Paz. El local, que estrenaba el verde en su camiseta y que estaba armado la base del equipo que ganaría su única Copa América vencería a Argentina por 2 a 0.
La albiceleste llegaría nuevamente a la Paz en 1966 ya clasificada para lo que sería el icónico mundial de Inglaterra donde Rattín dejaría la semilla de un clásico que tomaría dimensiones con el tiempo. Dirigida por el hombre que le da el nombre al Mundialista de Mar del Plata, José María Minella, Argentina ganaría por 2 a 0 con goles de Luis Artime y le sacaría un invicto de 15 años sin derrotas a los locales.
En la antesala del Mundial de México 1970 una Ley de Murphy se hizo presente: Si algo no puede fallar, lo hará a pesar de todo. Gobiernos de facto en el país, carencia estructural a nivel dirigencial y distintas intervenciones terminaron por provocar lo que fue la primera ausencia de la Selección que se determinó en un campo de juego ( Argentina no había estado por cuestiones políticas y organizativas en 1950 y 1954).
Pese a ese contexto errático a la Selección no le faltaban talentos: Roberto Perfumo, Pinino Más, Toscano Rendo, Agustín Cejas, Silvio Marzolini eran las figuras locales consagradas dirigidas primero por Adolfo Pedernera (solo estuvo en algún entrenamiento, no llegó a debutar), después por Carmelo Faraone, después por Jose María Minella y finalmente por Humberto Maschio, gloria de Racing. Pese a las innovadoras inyecciones para recuperar el aire la Selección cayó por 3 a 1. El final sin Copa estaba escrito desde mucho tiempo atrás.
Capítulo 2: De la pesadilla del "equipo fantasma" a la mancha imborrable de Passarella
Alemania 74 pasó a ser un objetivo para el fútbol argentino que debía reestablecer su condición a nivel sudamericano y mundial. Ese fue el motivo que llevó al entrenador Omar Sívori y a su ayudante, Miguel Ignomiriello a convocar un nutrido grupo de jóvenes valores del fútbol nacional 75 días antes a La Quiaca, Jujuy para que se adapten de la mejor manera a la altura y la falta de oxígeno.
Argentina compartía grupo con Bolivia y Paraguay y el 23 de septiembre de 1973 aparecía marcado en rojo en el calendario futbolero nacional. Futuras leyendas como Bochini, Kempes, Fillol y Trobianni aparecían en la lista de lo que se llamó la “Selección fantasma”, aunque el atuendo utilizado erizaba (y eriza la piel aún) por su parecido al utilizado por el Ku Klux Klan en los inicios de los años 20´.
Es que aquel equipo fue olvidado por la propia AFA y, por ende, por la prensa. Aquellos jóvenes que formaban parte de un plan quedaron presos de la desidia general: Las promesas de lugar de estadía, de ropa deportiva, alimentos y lugares de entrenamiento se fueron rompiendo con el paso de los días. El equipo estaba trabajando bajo las ordenes de Carlos Cancela, preparador físico del plantel que padeció una odisea por aquellos días.
Tal era el abandono que tanto Mostaza Merlo como J.J López abandonaron al equipo que, días después, decidió sacarse la famosa foto con las gorros de fantasmas para el Diario Hoy de Bolivia. “la idea era llamar la atención de la AFA”, explicó Aldo Pedro Poy tiempo después. La cantidad de partidos jugados terminó haciendo que la aclimatación de resultados, Argentina ganó 1 a 0 y daría un paso clave en la clasificación. Kempes definió aquello como “un infierno” para que luego el destino ponga en valor su apellido por tal sacrificio.
Si el capítulo fantasma fue imborrable lo que llegaría 24 años se transformaría en, quizás, uno de los papelones más grandes de la albiceleste. Argentina jugaba su clasificación a Francia 98´ en lo que eran las primeras Eliminatorias sin Maradona en mucho tiempo. La salida de Diego trajo la llegada de Daniel Passarella que desde temprano había abierto el paraguas contra la altura de La Paz. “La pelota no dobla”, fue la frase que quedó para la historia en la previa de una mancha que aún no se borra.
Bolivia ganaría el partido por 2 a 1, pero cerca del cierre el arquero Ignacio González le daría un cabezazo a un rival y se desataría una auténtica hecatombe. En Argentina vieron la roja Gustavo Zapata y Nelson Vivas, la policía castigaría a los suplentes y, en medio de todo, un integrante de la delegación local le da un puñetazo a Julio Cruz en el pómulo derecho.
El entonces delantero de River fue llevado al vestuario, donde también ingreso la prensa que luego difundió una imagen donde Cruz tenía un corte severo…pero en el pómulo izquierdo. La historia cuenta que un llamado de Grondona hizo que el equipo vuelva al campo de juego por temor a sanciones de FIFA. Los últimos minutos se jugaron, pero la vergüenza aún está intacta.
Capítulo 3: Dos victorias para ilusionarse antes del cachetazo más duro que recibió Maradona
En la previa del Mundial Japón – Corea en 2002 la Selección era una verdadera máquina: bajo la batuta de Verón los de Marcelo Bielsa desplegaban un fútbol demoledor basado en la intensidad, la velocidad y el poder de fuego: Crespo, Ortega, el Piojo López arriba convivían a la perfección con las subidas de Sorín y Zanetti y con Simeone en el medio. En un clima alejado de la hostilidad aquel equipo rescató un 3 a 3 sobre el final del partido en un escenario que para nada preveía tan desolador final en la cita máxima.
Una historia similar se vería en las Eliminatorias siguientes, con la vuelta de Riquelme y la llegada de varios campeones mundiales Sub 20, el equipo de José Pekerman cortaría una extensa racha sin victorias con una estrategia particular que incluía al actual técnico, Lionel Scaloni, dentro del plan. Para lo doble fecha FIFA Argentina armó un equipo para jugar en Buenos Aires ante Colombia y otro para ir a La Paz. Ese 11 arrancó abajo en el marcador, pero con goles de los Lucianos, Figueroa primero y Galletti después, daría vuelta el juego y se metería en la historia tras cortar una extensa racha sin victorias en ese escenario tan adverso: ¿los pibes de aquel equipo?: Abondanzieri; Cufré, Burdisso, Milito; Scaloni, Duscher, Cambiasso, Clemente Rodríguez; Maxi Rodríguez; Figueroa y Galletti
Lo que vendría después sería inimaginable. Con Maradona como técnico y en el debut de Messi en la altura, la Selección se llevaría una auténtica paliza futbolística en lo que será por mucho tiempo, la jornada más icónica del fútbol boliviano. El 6 a 1 en la previa de Sudáfrica 2010 es tan contundente que no solo fue la primera vez que el equipo recibió 6 goles en una Eliminatoria, sino que igualó el peor resultado de la historia del equipo ( el otro había sido el 6 a 1 ante Checoslovaquia en el Mundial de Suecia).
Diego, que a diferencia de Passarella había salido a respaldar la localía de Bolivia en La Paz (incluso jugando un amistoso con Evo Morales), terminó siendo víctima de una goleada que podría haber sido peor si Juan Pablo Carrizo, pese a los 6 goles, no hubiese tapado algunas pelotas increíbles. Moreno Martins, Joaquín Botero x 3, Álex Da Rosa y Didí Torrico marcaron para los locales mientras que Lucho González había puesto la igualdad transitoria para un equipo que venía de debutar y dejar un buena imagen ante Venezuela en River. Aquel 11 terminaría consiguiendo una clasificación agónica en Uruguay, para luego irse de la Copa con otra goleada histórica. Pero esa es otra historia.
Capítulo 4: dos colectivos frente al arco, caída sin Messi y un guiño a la tercera
La llegada de la Selección de Sabella a Bolivia venía con recuerdos frescos de la goleada frente al equipo de Diego. Fue entoces que el técnico que devolvería a Argentina a una final del mundo, tomaría nota de lo que se podía hacer y de lo que no. Testigo presencial del bochorno con Passarella (era ayudante del técnico) y con la herida abierta de la pasada Eliminatoria Sabella abrazo un esquema conservador para darle libertad a los tres rapiditos de arriba: Di María, Messi y Palacio. Con Romero en el arco, una línea de 5 y dos volantes centrales la Selección se trajó un 1 a 1 más que importante para la sumatoria que lo dejaría en Brasil 2014.
En marzo de 2017 Moreno Martins volvía a estropearle los planes a la Selección. El goleador local sellaría el 2 a 0 ante el equipo dirigido por entonces por Edgardo Bauza que puso a Ángel Correa y Lucas Pratto arriba y trato de suplir la ausencia de Messi con un 4-4-2 que no sirvió de mucho. La Pulga cargaba con una sanción por insultar a un árbitro y el Patón dirigía, sin saberlo, su último partido con la celeste y blanca. Días más tarde llegaría Claudio Tapia a la presidencia de AFA e iría por Jorge Sampaoli.
Ya con Scaloni en el banco y con la base de un equipo que ganaría absolutamente todo, la Selección volvería a ganar en ese suelo tras 15 años. Para aquel partido, que dio vuelta con goles de Lautaro Martínez y Joaquín Correa, el equipo se dispuso a viajar al llano de Santa Cruz de la Sierra y luego viajó a La Paz horas antes del partido. "Entrenar en la altura puede ser positivo; es una experiencia nueva que puede ser interesante", dijo por entonces el entrenador que, pese a sus dichos, apostó por otro tipo de estrategia sin faltarle el respeto a la altura.