Argentina campeón del mundo: eramos felices y lo sabíamos
Por Andrés Caviglia
Se cumple un año de la marea de la felicidad que cubrió a la Argentina de norte a sur y de este a oeste, del grito de gol soñado que empezó en Jujuy y que se coreó hasta Tierra del Fuego recorriendo los 3.669.711 km 2 de nuestro país.
Se cumple un año de ese amor honesto, maravilloso y correspondido de Messi para con cada ser que habita este país o cualquier otro, pero con los colores en la sangre, de sentir que Dibu era mucho más que un arquero y que de repente era el tipo que hacía que los nenes quieran dejar de hacer goles para atajarlos y de ver como Scaloni rompía con los ismos que habían dejado César Luis Menotti primero y Carlos Salvador Bilardo después.
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La Scaloneta fue un espacio colectivo que inició su camino en Qatar con una prueba de fe para la resultadista esencia argentina. El cachetazo ante Arabia hizo que se le vieran las hilachas (de nuevo) a quienes mediáticamente le habían deseado la derrota a la Selección tal como el propio Sebastián Vignolo y algunos de los suyos a pantalla abierta.
Lo que vino después es historia pura y no sólo se repetirá hoy hasta el hartazgo en redes sino también en los cines donde en la actualidad hay dos películas de Argentina campeón del mundo. Desde la resurección ante México, hasta el destape de Julián Álvarez, Enzo Fernández y Alexis Mac Allister pasando por el vivo de Messi con el Kun y el Papu Beckham, la batalla de Lusail, los penales de Dibu, el cinco de copas, el "anulo mufa" y "elijo creer" de redes , la revancha de Messi y Di María ylos millones de tatuajes que se hicieron desde aquel día hasta hoy.
Nadie imaginó que un año después estaríamos ante un escenario donde convivimos con cambio de gobierno que llega de la mano de un advertido ajuste demoledor, con la presencia de personajes que formaron parte de la inmolación de la economía del país en la mesa de toma de decisiones y una tormenta que dolió en lo más profundo y que generó el primer golpe a la sociedad en medio del mandato del camuflado Milei.
Hoy en el país, con 13 víctimas de una tormenta que arrasó en Bahía Blanca y que dejó cientos de damnificados, parece una irresponsabilidad hacer alarde de aquella alegría dentro de esta tristeza, sin embargo tenemos una certeza sanadora: fuimos felices y lo sabíamos.