Argentina - Alemania: la jugada maestra que nos sacó la copa
Por Andrés Caviglia
Hace 8 años que la Selección Argentina tiene un puñal clavado en el corazón y, más allá de este presente de alegrías e invictos, el solo hecho de transitar un nuevo aniversario de aquella final ante Alemania en terreno brasileño hace que la herida se abra nuevamente y que las preguntas sobre los porque se vuelvan a multiplicar.
¿Fue la falla de Higuaín?, ¿Fue el gol que Messi no pudo repetir como en Barcelona cruzando la pelota?, ¿será el penal no cobrado por Nicola Rizzoli?, ¿la definición de Palacio? Quizás todas sean parte de un todo, pero lejos de lo hecho (o no) por Argentina la principal respuesta no es celeste y blanca. La victoria de Alemania tiene una jugada maestra de Joachim Löw. El entrenador nacido en Schönau fue el que leyó mejor que nadie lo que estaba pasando y logró abrir una puerta que los centrales argentinos habían transformado en impenetrable durante la fase eliminatoria.
La dupla central que conformaron Ezequiel Garay y Martín Demichelis fue la base sobre la que descansó el andar argentino. Con ellos en un nivel altísimo la Selección no recibió goles ni en octavos de final ante Suiza, ni en cuartos ante Bélgica, ni en semifinales contra Holanda ni en los 90 reglamentarios con Alemania.
Dentro de un esquema que comenzó a funcionar a la perfección tras la fase de grupos, la defensa argentina neutralizó a cuanto jugador intentó pisar el área: Ni Shaquiri, ni Hazard, ni De Bruyne menos aún el tridente holandés compuesto por Van Persie, Sneijder y Robben ni tampoco los tanques alemanes en la final: Klose y Müller no pudieron con la sólida zaga.
Argentina 0 - Alemania 1: La intención en los cambios de Sabella
Para encontrar una respuesta al porque Argentina no ganó la Copa del Mundo pese al esfuerzo realizado, las chances concretadas y el hecho de haber anulado el sistema alemán pese a jugar dos tiempos suplementarios contra un rival que llegaba descansado primero hay que saber que: Argentina hizo un partido tácticamente perfecto y que Sabella jugó su carta para ganar el partido en los 90´y estuvo cerca de lograrlo.
Al partido final llegó con dos jugadores clave con molestias físicas: uno era Sergio Agüero y el otro era Fernando Gago (también hay que sumar a Di María que quedó afuera en cuartos) . El ahora entrenador de Racing era tan clave para la estrategia del entrenador argentino que, pese a que arrastraba una lesión, fue el primero en comenzar a trabajar con la Selección en la previa del Mundial. Sabella sabía que Gago tenía la capacidad de generar un pase entre líneas que podía destrabar aquella final.
El volante fue titular en la fase de grupos y luego sumos pocos minutos en octavos y cuartos. Sabella lo guardó para la final, lo quería en la mejor forma que podía llegar. A él y a Agüero. El técnico confiaba en el factor emocional de poner al Kun junto a Messi para ganar la Copa, tanto que decidió romper el esquema con el que venía controlando a una Alemania que no podía llegar al arco.
El ingreso de Agüero por Lavezzi le liberó el carril derecho a Philipp Lahm, el mejor lateral izquierdo del mundo en aquella competencia y de los mejores de la historia en general. Alemania creció en tenencia y peligrosidad por ese sector, pero Argentina sumaba un hombre en ataque.
El Kun entró a luchar y lo logró. Saltó y fue al roce con los gigantes alemanes y realizó una tarea desgaste. Higuaín estaba fatigado y el siguiente en ingresar fue Palacio y, antes del cierre, fue el turno de Gago. En el coraje del Kun, la velocidad de Palacio y ese esperado pase del ex Vélez, Boca y Madrid Sabella puso sus fichas ganadoras.
La movida de Löw que nos sacó la copa
Este escenario, donde Argentina comenzaba a dejar de lado el sistema de control para ir en busca de la victoria, le dio espacios a una Alemania a la que costaba crear situaciones (Argentina tuvo tres claras y los germanos apenas una en el cierre del primer tiempo) fue captado por el entrenador alemán que apostó a “correrle la zanahoria” a los centrales argentinos.
Demichellis y Garay se habían fagocitado a Klose y la presencia de Thomas Müller sobre la banda hizo pensar que Low iba a mover al delantero del Bayern al centro cuando sacó a Klose para meter a primero a André Schürrle y luego a Mario Götze. ¿Qué hizo Alemania en ataque? Puso a Schürrle a correr la banda, movió a Müller hacia el centro pero afuera del área y coloco al inesperado verdugo en el espacio donde antes los centrales dominaban a cuanto ariete hubiese.
Por primera vez en la etapa definitoria los centrales argentinos se quedaron sin referencia de área, no había “un grandote” para decirlo de forma popular y en la jugada del gol se nota que, pese a que Mascherano y Zabaleta fueron contra Schürrle , Demichelis se va también hacia él liberándole el espacio a Götze que le gana la posición ante la mirada de Garay que había quedo lejos. El resto es historia sabida. No está mal aprender de la gran maniobra de los alemanes y entender que, en ocasiones como esta, no hay una culpa que sea tan grande como el acierto de Alemania que se quedó con la copa pese a que Argentina jugó una final casi perfecta.