LOS 83 DEL DOCTOR

Del destino y de la fe: el día que Bilardo emocionó a Diego

Uno de los tantos momentos épicos entre Bilardo y Maradona se dio el día de su primer reunión técnico-jugador. Las palabras de Carlos y el llanto de Diego.
Andrés Caviglia

Por Andrés Caviglia

Las historias de Carlos Salvador Bilardo y las de Diego Maradona no podrán dejar de ser contadas jamás por algunos puntos lógicamente entendibles, es que la gran mayoría de ellas contiene todo lo que un best seller o un éxito de taquilla necesita: personajes de relevancia mundial, un nivel de emotividad altísimo, humor, éxito, peleas, reconciliaciones y escenografías espectaculares entre tantos ítems a citar, además de una línea de tiempo que lo une y que parece infinita.

En el día de su cumpleaños 83 sabemos que Bilardo no recibirá un mensaje de Maradona y que tampoco sabrá porque, aunque algo sospeche ("¿por qué hay tantas banderas de Diego en las canchas?" le dijo a su hermano Jorge en Cielosports). Lo que sí estamos cerca de descubrir es donde nació ese amor tan grande entre ambos. No fue sólo la sinergia futbolística o la empatía con la causa de la Selección, fue algo más grande que quizás tenga que ver con el destino y con la fe.

Que Carlos Bilardo haya nacido en el barrio de La Paternal y que varias horas de sus vida fuera de las canchas las haya pasado en un café junto a Roque Villafañe, padre de Claudia, parece algo más que una casualidad. Un joven Maradona arribaría desde Villa Fiorito para sumarse a Argentinos Juniors y en ese bar, a dos cuadras de la cancha del Bicho, se dio la primera conexión. Por supuesto que Bilardo ya sabía quien era Diego, pero nadie se imagino en lo que se iba a transformar después. ¿O sí?

Lo concreto es que apenas Bilardo firmó su contrato con AFA en marzo de 1983 lo primero que hizo fue accionar en post de la construcción de lo que sería la base del equipo campeón del mundo en 1986. El narigón armó una gira por Europa para ir hablando con sus jugadores y la primera escala fue en Barcelona, donde Diego trataba de hacer pie en aquel fútbol que lo recibió con una violencia inusitada.

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Bilardo siempre tuvo una fe plena en Maradona, en el año 83´comenzaría una etapa inigualable.

Bilardo siempre tuvo una fe plena en Maradona, en el año 83´comenzaría una etapa inigualable.

Hace un tiempo el hermano de Carlos contó quizás el momento más emotivo de aquel viaje: "Cuando fuimos a Barcelona, cuando nos íbamos, Carlos se dio vuelta y le dijo que iba a ser el capitán y titular y a Diego se la cayeron las lágrimas. Fue el hijo varón que Carlos no tuvo". Desde aquel día Bilardo respaldó a Diego y Diego respaldo a Carlos. A muerte. Esos años de Selección, aquel camino con tantas piedras y con tantas críticas les forjo el carácter y los volvió inquebrantables, por lo menos entre aquel 1983 inicial y el final del ciclo de Doctor tras el subcampeonato en 1990.

En el hotel Princesa Sofía y tal como se lo había anticipado a Julio Grondona, el Narigón le entregó la cinta que era de Passarella (campeón del 78´), le otorgó el derecho a jugar en el lugar de campo que más cómodo le sientera y además le dijo algo concluyente: En esa reunión se debería hablar de todo lo que le gustaría y lo que no para la Selección. La resultante fueron 14 partidos en dos mundiales. Una copa del Mundo y un subcampeonato. Nada mal.

Ambos creyeron en el otro. Bilardo lo tenía visto, Maradona lo supo ver. Se aceptaron y juntos llegaron a lo más alto. Ni Carlos lo pudo hacer con otro jugador ni Diego con otro entrenador. Hoy la realidad los tiene en planos diferentes, Diego no es el ser inmortal que creímos y la salud de Carlos no está para sacudones emocionales de tal magnitud. La historia, la fe y el destino ya hicieron con ellos lo que debían: dejarlos para siempre en el corazón de los argentinos.

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