Nada faltaba en esa noche donde los fantasmas, entre el diluvio, se apoderaron de los corazones de los presentes en el Monumental. Aquel 10 de octubre de 2009, ese Argentina – Perú con Maradona en el banco, con Riquelme afuera por sus diferencias con Diego, con Messi adentro pero aun buscando su mejor forma tenía el talismán para cada una de las plegarias sentado en la banco listo para lo suyo: para la cosa épica, Martín Palermo y sus 36 años y su millón y medio de goles imposibles estaban listos para su anteúltima función de gala.
Si antes no se podía hablar de un Argentina – Perú sin hacer referencias al partido por el Mundial ´78 desde 2009 a esta parte es inevitable recordar esa noche plagada de épica. ” target=”_blank” rel=”follow noopener”>Una noche tan mágica que logró eliminar del recuerdo de varios el remate de Vargas desde la mitad de la cancha tras el grito de Martín que dio en el travesaño, ya nada importaba más.
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Argentina, que con Diego Maradona como técnico sufrió muchísimo para meterse en Sudáfrica (el proceso, antecedido por Alfio Basile, terminó con 18 jugados, 8 ganados, 4 perdidos y 6 empatados) se presentaba en Núñez con la obligación de ganar. El empate no le garantizaba llegar siquiera al repechaje aún ganando en Uruguay, su última escala.
Argentina – Perú: el diluvio monumental y el milagro
El partido terminó igualado en cero en la primera etapa y, al volver del vestuario, el público pidió por Palermo cuando lo vio asomarse al campo para tomar su lugar en el banco de suplentes: “Es lo que representa la camiseta de la Selección. No había cuadro ahí que identificara a uno”. El ex Estudiantes ingresó por Enzo Pérez en el arranque de la segunda etapa.
A minutos del segundo tiempo Higuaín ponía el 1-0 y el sueño apenas comenzaba, Perú empató sobre el cierre a través de Rengifo y un cabezazo que dejaba a los hinchas desolados. Pero antes el árbitro no le había dado un penal a la visita, Schiavi no se hizo un gol en contra de milagro y Diego había mandado a Demichelis por Higuaín para bancar el embate, pero no alcanzó. El empate de Hernán Rengifo para establecer el 1-1 dejaba a la Selección en el abismo pero quedaba una carta.
La que había presagiado Riquelme en la previa, la que olía el goleador que se bancó un golpe que casi le fractura la nariz, la misma a la que Diego Maradona apostó porque Palermo se había bancado más de 10 años sin Selección tras aquella Copa América donde había fallado tres penales contra Colombia con Bielsa en el banco.
Argentina no tenía a Higuaín, Messi estaba perdido y jugandose tiempo de descuento la Selección tuvo su chance desde un tiro de esquina. La ejecución pasada fue de Pocho Insúa (otro que Diego había mandado a la cancha) la pelota fue larga y cayó en Di María que volvió a mandarla pasada al punto que el balón volvió al ex Argentinos que, sin dudarlo, sacó un violento buscapie que encontró – a quien sino – que a Martín Palermo que dasató la locura total en el Monumental.
Argentina – Perú: el presagio de Riquelme
” Pienso que es el mejor número 9 de los últimos diez años, lejos. Y si hoy está en la Selección es porque se lo merece. Nadie le ha regalado nada. El sábado, el técnico sabrá qué equipo poner en la cancha, pero si Martín juega todo el partido o si le dan 20 minutos, le va a hacer un gol a Perú…”. Las palabras de Román llegaban con peso en la previa.
La llegad de Diego a la Selección se había dado en un contexto que Alfio Basile prefirió no contar nunca pero que quedó expuesto hacia afuera. Por una cuestión de códigos Riquelme decidió no estar junto a Pelusa y así se fue la chance de verlo de nuevo en un Mundial.
Selección Argentina: el gol a Perú contado por Martín Palermo
