

En un extenso discurso, Cristina Kirchner denunció una crisis de institucionalidad en el país y una compleja situación económica.
El cuadro de situación de la Argentina que Cristina Kirchner trazó este viernes a lo largo de dos horas de exposición en la Universidad de Río Negro, es dramático.
A "La Fuerza de la Esperanza" que enarboló en noviembre en La Plata -cuando parecía cobrar vuelo el operativo clamor que buscaba mostrarla como candidata-, Cristina Kirchner le contrapuso esta tarde la complejidad de la situación institucional y económica del país.
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Tras conocer los fundamentos de la condena que la inhabilitó a ejercer cargos públicos, la vicepresidenta se corrió del foco y apenas dedicó unos párrafos al TOF 2 para remarcar su "proscripción". Esa línea la dejó para este sábado cuando el kirchnerismo realice el plenario de la militancia para enfatizar su centralidad en la política argentina.
Con traje de estadista, Cristina Kirchner se dedicó entonces a valorar la reconstrucción de la institucionalidad en la Argentina tras la Crisis de 2001 y aseguró que a 40 años de democracia, "hoy no estamos ante un Estado democrático constitucional".
"Cuando me toca asumir la presidencia, la Argentina era un Estado democrático constitucional y así siguió, porque la gestión se caracterizó por enviar todo al Parlamento. Y hoy a 40 años de democracia, creo que lo que estamos viviendo en materia de división de poderes, cuando vemos a la oposición aliada con el Poder Judicial para hacer lo que sabemos que se está haciendo, creo que no estamos ante un Estado democrático constitucional", lanzó.
Y ejemplificó: "Sin ir más lejos, dos horas antes de esta conferencia desde el partido judicial -ya no se puede llamar Poder Judicial-, separan al senador Martín Doñate, representante del Consejo de la Magistratura: más mafiosos no se consiguen."
También, hizo una referencia al escándalo por el viaje de jueces a Lago Escondido, entre quienes se encontraba el juez Julián Ercolini que instruyó la causa Vialidad, y remarcó que "siempre estos sectores que se regodean en el poder, siempre colapsan, más tarde o más temprano".
Más importante, sin embargo, que su reiterada denuncia hacia una "mafia" político-judicial fue su interpretación del ejercicio del poder, en un teléfono hacia el presidente Alberto Fernández. Para Cristina Kirchner, la cualidad de su gestión se basó en la construcción de una "hegemonía democrática" que le permitió hacer funcionar el Congreso "a full".
"Ahora bien, vino otro partido y no pudo construir su hegemonía democrática porque ¿qué dijo?, tarifazo, endeudamiento feroz y la gente no estaba de acuerdo. Y el que vino después no pudo construir la hegemonía democrática", disparó y añadió: "Se puede gobernar de dos formas, por hegemonía o consenso. Si no tenemos ninguna de las dos cosas, que te ayude tu hermano..."
La vicepresidenta retomó sus críticas a la política económica de Alberto Fernández que realiza desde 2021 y, luego de denunciar el carácter inflacionario del acuerdo cerrado en 2022 con el Fondo Monetario Internacional (FMI), expresó: "dirigir tiene que ver con ver más adelante lo que va a pasar, conducir a sus sociedades a lugares buenos y seguros; eso es ser dirigente".
"Está pasando lo que dije en diciembre de 2021 en La Plata: Sergio (Massa) había pronosticado que la economía iba a crecer, pero tenemos que alinear salarios, precios y tarifas para que el crecimiento no se lo lleven cuatro vivos, que es lo que está pasando. Es cierto que la economía está creciendo y se generan puestos de trabajo, pero son precarizados y de muy bajos salarios", manifestó.
La referencia al ministro de Economía no pareció azarosa, en tanto que esta misma semana Massa sostuvo durante el acuerdo con bancos por la deuda pública en pesos que "el orden fiscal es el ancla más importante que tenemos a la hora de administrar el sector público nacional". Fue en espejo al discurso del Presidente del 1 de marzo, cuando afirmó que el horizonte de déficit cero es propio y no solo una meta del acuerdo con el FMI.
"Lo virtuoso es no gastar más de lo que ingresa, pero en épocas de crisis esto es un instrumento que se necesita para evitar la recesión, porque si no podemos tener el infierno más temido que es inflación más recesión, y estamos al horno", retrucó Cristina Kirchner y ejemplificó con el caso de Malasia que, con un déficit fiscal mayor al de la Argentina, financiaría emprendimientos energéticos en el país por más de 30 mil millones de dólares.
Al respecto del acuerdo con el FMI, dijo que su crítica no es "una cuestión ideológica", ratificó su voluntad de pagar la deuda y relató que no participó de la negociación con el organismo multilateral de crédito.
"Tanta cosa que se dice, en On, en Off... En diciembre de 2021, me llama el presidente del Banco Central que quería verme, y vino a proponerme que estaban dispuestos del Fondo a encontrarse conmigo porque el ministro de Economía estaba muy terco. No, a mí me enseñaron que el que empieza una negociación, la tiene que terminar. En todo caso, que decida el Presidente. La cuestión es que no quise intervenir", indicó.
Además, opinó que en la reestructuración de la deuda privada "se podría haber hecho una mejor negociación", y recaló que "parte de la responsabilidad institucional es decir qué puede pasar si se firman determinados acuerdos que pueden ser inflacionarios".
"Si en una economía bimonetaria tengo que eliminar todo tipo de subsidios e ir arriba de la tasa de interés, en una economía como la Argentina... Se va a tener que revisar las condiciones en las cuales se firmó el Acuerdo", disparó.
También, Cristina Kirchner advirtió sobre la informalidad no solo del mercado de trabajo argentino, criticó con dureza los planteos de la dolarización y sostuvo que "no podemos seguir comprando más espejitos de colores, los argentinos."
Por último, en un pasaje prospectivo propuso "administrar el comercio exterior para que no haya más festival de importaciones" y remarcó la necesidad de "una profunda reforma" del Banco Central "para cuidar el valor de la moneda".
"No vengo con ideologías, vengo con números. Vamos a necesitar que los dirigentes estén unidos frente a nuestro principal desafío que va a ser revisar ese acuerdo (con el FMI), no para no pagar, sino para que nos dejen crecer. Entonces, es imprescindible el cambio de actitud", cerró Cristina Kirchner.
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