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DE LA UNIDAD 5

Presos y penitenciarios de la cárcel de Mercedes le entregaron un regalo al Papa Francisco

La obra construida en hierro representa a la Sagrada Familia y fue entregada por la Arquidiócesis de la ciudad bonaerense. El Sumo Pontífice agradeció el presente y envió bendiciones a los internos.

Durante la visita de más de 30 obispos argentinos al Vaticano, la Arquidiócesis de Mercedes entregó al Papa Francisco una artesanía fabricada en hierro por presos y penitenciarios de la Unidad 5 de la cárcel de esa ciudad.

La obra representa a la Sagrada Familia e incluye a José, María y el Niño Jesús con una llave, “para dar el mensaje de apertura a la libertad a través de Jesucristo”, indicaron desde el Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB).

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El presente fue entregado el último Jueves Santo al Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis Mercedes – Luján, Monseñor Jorge Eduardo Scheining, luego de que el sacerdote le lavara los pies a doce detenidos “como una muestra de vocación de servicio y amor al prójimo”.

“El Monseñor se comprometió entonces a llevarle al Papa Francisco la artesanía religiosa y en las últimas horas llegó a destino”, explicaron este martes desde el SPB, y agregaron: “El Sumo Pontífice mandó un agradecimiento por la obra y por las oraciones de apoyo, tras lo cual envió una bendición".

La iniciativa surgió entre el capellán Norberto Chirigliano, las autoridades del establecimiento y los agentes penitenciarios de la sección Talleres, y contó con la colaboración de internos que desarrollan actividades de herrería, chapa y pintura.

Participaron el auxiliar del departamento regional de cultura laboral zona norte, Jonatan Bacri, el jefe de Talleres, Fabio de Acevedo, el maestro Lucas Chavaño y los internos Ignacio (herrerería), Juan Manuel (pulido), Osvaldo (pintura) y Cristian (grabación del vidrio).

La llegada de 33 obispos argentinos de las regiones del noreste, el litoral y La Plata a la Santa Sede está establecida en el Código de Derecho Canónico. Denominada "ad limina apostolorum", la visita es realizada por todos los obispos del mundo cada cinco años para actualizar al Sumo Pontífice acerca del estado de sus respectivas diócesis.

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