

El intendente de Campana, Sebastián Abella, analiza con optimismo y cautela el rumbo económico impuesto por Cambiemos, la fuerza que integra.
Sebastián Abella gobierna Campana desde el 10 de diciembre de 2015, a un ritmo frenético, según aseguran sus colaboradores. En un mano a mano con INFOCIELO admitirá que le costó arrancar, que ya le encontró el gustito a la gestión y que las medidas económicas del Gobierno lo complican.
¿Cómo está Campana después de dos años y medio de tu gestión?
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Campana está bien. Uno es crítico de sí mismo permanentemente y quiere que todo esté mejor, no se puede quedar con lo que hizo y decir “hasta acá llegué”. Es como en tu casa: vos sabés dónde hay telarañas, dónde falta una mano de pintura o dónde está el enchufe que no anda.
¿De qué cambios estás orgulloso?
Algunos cambios no están terminados y estoy orgulloso de haberlos puesto en marcha. La avenida principal de la ciudad está quedando increíble, y es una obra muy cuestionada. Está en la zona más céntrica de la ciudad, donde están los bancos y los locales más importantes. Arrancó en enero o febrero y generó incertidumbre, pero hoy, que estamos a días de inaugurar, empecé a escuchar los primeros elogios. Son cinco cuadras, estamos terminando la primera y poniendo en marcha la segunda. Lo mismo con el edificio de la biblioteca, que es el “elefante blanco” que heredamos.
Campana estaba planificada para que la ex ruta 6 sea una avenida de dos manos, con cantero al medio, como es la avenida Varela. Queremos que el eje de la ciudad, que hoy es la Panamericana, pase a ser la actual ruta 6, agrandando el casco urbano. Son temas que avanzan rápido.
Es tu primera gestión y rompe una continuidad de signo político, ¿cómo es ser lo nuevo entre tantas estructuras viejas?
Lo primero que tuvimos que hacer todos es entender cómo funcionaba el municipio. Ese tiempo que nos demandó aprender generó que las estructuras cambiaran. Entender cómo funcionaban las estructuras y a la vez modificarlas. Había atomización y una mirada crítica de lo nuevo. No estoy arrepentido de estos dos años y medio de gestión, no sé si cambiaría muchas cosas de las que hice. Pero sí entiendo a dónde hay que dirigir energías y a dónde no.
El vecino te pide mantenimiento del espacio público, recolección, limpieza y seguridad. Eso es lo que percibís en el trato cara a cara y en cualquier encuesta. Todo sin descuidar salud, educación, desarrollo urbano, el estudio del equipo.
Me pasó en un barrio que conseguimos un plan de hábitat de Nación, de 90 millones de pesos. Llevamos agua, cloacas, cordón cuneta, iluminación, senderos seguros y otros temas importantísimos. Pero había una demanda, en una manzana donde había funcionado una agencia hípica que había quedado abandonada y corría riesgo de derrumbe. Fue más valorado haber tirado eso, que funcionaba como aguantadero, donde los chicos jugaban a la pelota con riesgo de que se les caiga una pared encima, que todo lo otro. Fuimos a la justicia, nos dieron el “ok” y con cero inversiones conseguimos más aprobación que con una megaobra.
¿Cómo te llevás con la oposición?
Si bien hablo con los dos bloques que hay, lamentablemente están mutuamente sospechando de cualquier diálogo con el Ejecutivo. Se miden para ver quién es más opositor, esa es su carrera. Y solamente con el fin de que el otro bloque no los acuse de tener algún tipo de acuerdo.
¿Cómo eras vos cuando eras concejal?
Ellos tenían mayoría, no necesitaban tener ningún tipo de diálogo con la oposición. Nunca tuve la oportunidad de debatir ningún proyecto. Hoy es muy difícil buscar acuerdos para aprobar ordenanzas por este recelo, y ahí se trunca todo.
La temperatura de la política no llega a la gente, sí en este ambiente, que es muy reducido. Y creo que uno mis mejores factores de gobernabilidad es que no me mezclo en esos temas y tengo muy en claro que el vecino no es parte de ese ecosistema. El vecino busca otra cosa, lo tengo claro y no le dedico tiempo.
¿Cómo afecta la a la gestión la coyuntura nacional, con los tarifazos, la inflación?
El vecino al intendente le pide por las cosas que sufre todos los días. El árbol que se está por caer, la vereda rota, el patrullero que no pasa, etcétera. Eso se le plantea al intendente. Lo otro sale de una conversación más amplia que no se da tan frecuentemente.
¿No hay costo político entonces?
Puede haberlo al momento de elegir en una boleta sábana. Eso va a suceder y te lo podría responder, si me toca ser candidato nuevamente, si hay un corte hacia un lado o hacia el otro.
¿Y cómo repercute en la economía de Campana este contexto?
En ninguna economía, de ninguna ciudad del país, repercuten bien los cambios económicos tan drásticos. Es imposible que un intendente o un gobernador diga que con esto mejoró la calidad de vida. Pero estos cambios abren puertas en meses para adelante, desde el sector que exporta. Hoy somos baratos para el extranjero, eso genera un montón de oportunidades para ofrecer nuestros productos en el mundo. En economía, apretar un tornillo mejora un sector y desconfigura otro. Dentro de lo malo de un impacto, de un cambio tan abrupto, el Gobierno tiene que tomar medidas para que el impacto sea el menor posible para la sociedad, que escapa a lo que un intendente puede manejar.
¿Tenés la intención de continuar un mandato más?
Todos los intendentes que tenemos cuatro años no vamos a terminar las ideas que tenemos en nuestras ciudades. Somos parte de Cambiemos, del equipo de la provincia yd e la nación, tenemos funciones que cumplir y la Gobernadora seguramente nos va a pedir que vayamos por otro mandato para acompañar la reelección y la del presidente.
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