Aniversario

Bonavena: la intensa y trágica historia del campeón del pueblo

Hoy Ringo Bonavena cumpliría 78 años. Una historia de humildad, carisma y talento que terminó con el peor final. El campeón sin corona que el pueblo no olvida.

La historia de Bonavena, su legado, es casi imposible de abarcar. Una tarea titánica en si misma es la de intentar descifrar por dónde comenzar a recorrer la historia del campeón dela gente: Oscar Natalio Ringo Bonavena, o Ringo como lo apodaban en el barrio de la Quema por su gusto por los Beatles y por adoptar el corte de pelo de su baterista Ringo Star.

La velocidad con la que vivió esos 33 años - que se iniciaron un 25 de septiembre de 1942- es proporcional a la intensidad de su paso por esta tierra por donde regó carisma y una fuerza bruta capaz de poner de rodillas al propio Muhamad Alí.

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Su récord profesional alista 68 peleas de las cuales ganó 57 (13 por puntos, 44 por KO), empató una y perdió 9 (6 por puntos, dos por descalificación y una por KO, ante Alí en el round 15 en el Madison Square Garden). Fue campeón argentino de los pesados , peleó por el título del mundo con Joe Frazier y tuvo su noche de gloria frente a Alí más allá de la derrota.

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Indomable y rudimentario: Ringo Bonavena le hizo vivir una pesadilla a mítico Alí.

Indomable y rudimentario: Ringo Bonavena le hizo vivir una pesadilla a mítico Alí.

Ringo, arquetipo del ídolo de barrio, supo ser el primer gran "vendedor" de peleas: lo que ahora es materia del marketing deportivo, antes era mérito absoluto de la verba sagaz de Bonavena: pícaro, compadrito, altanero y provocador un combo imposible de querer evitar más cuando venía acompañado de 1,83 de estilizados músculos.

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Decir que Muhamad Alí, el campeón más imponente de la historia del boxeo, vivió una pesadilla por culpa de Bonavena no es faltar a la verdad, es mas bien, ilustrar cómo la mente superior del norteamericano se vio invadida por su propia medicina. Alí, que era el mejor vendedor de contiendas, vio como ese armatoste argentino de tonos agudos y gestos ampulosos se atrevió a decirle gallina frente al mundo, se mofaba de (y con) él y hasta le hizo un amague que lo hizo retroceder en plena conferencia ridiculizándolo a los ojos de todos. Cuando el moreno quiso devolver el amague, volvió a quedar expuesto: Bonavena ni siquiera se inmutó.

Bonavena ridiculiza a Ali (Chicana con amague de Bonavena a Ali)

Aquello fue sólo el principio de la explosión de Ringo, la noche de la pelea ante el mejor campeón de todos los tiempos millones de argentinos estaban pegados a los televisores esperando el impacto del hijo de de Doña Dominga ante Cassius Clay (el nombre de su rival antes de convertirse al islamismo).

Lejos de cumplir con el vaticinio de terminar la pelea en el noveno round, Alí debió esperar hasta el 15 para terminar con la contienda. Es más, luego de aquel noveno campanazo fue que el americano tocó el suelo tras una seguidilla de golpes de Bonavena que llegaron en repuesta a un duro derechazo.

Muhammad Ali vs Oscar Bonavena # Highlights # HD

La caída de Alí es al día de hoy una de las imborrables imágenes de la historia del boxeo y la rapidez de su esquina para acercarle sales que lo vuelvan a la contienda, también lo son. El resto es historia conocida. El intento embravecido de Ringo por liquidar una pelea imposible. La jerarquía y la ductilidad del campeón para reflotar en medio del caos y la pasividad del árbitro para dejar que el campeón espere a sus espaldas la cuenta de protección en vez de hacerlo en su esquina.

Bonavena no tuvo espacio para bancar la andanada de golpes y, quizás, sea parte del asunto. Ya había hecho historia. De hecho, al término de la contienda, en el abrazo final, hubo un glorioso intercambio de palabras entre ambos.

Diálogo entre Ali y Bonavena post combate

Bonavena: Perdón por decirte gallina, mejor voy a decir campeón.

Alí: Gracias.B: ¿Me entendés?

A: Me caes bien, ya lo dije, gracias!

B: Te dije gallina solo para ponerte nervioso, de peleador a peleador. Pelea terminada, sos un campeón.

Esta última palabra de un Bonavena en estado puro, bañado en humildad y sin rastros de haber sido avasallado por el mejor de todos los tiempos, vino acompañado de un apretón en la mejilla, como de quien le hace un gesto a un bebé y de una frase entre risas. "Espero que entiendas lo que digo. Yo soy argentino".

Alí cerró la faena diciéndole a Ringo y a la televisión: "Gracias, la pase muy bien, gracias. Yo quiero agradecer y quiero decir que él es mi contrincante más difícil hoy en día", eso para después dedicarle un "Te quiero", al hombre que hoy tiene una estatua en la platea de la cancha de Huracán.

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Ringo eterno: la tribuna de Huracán lo tiene haciendo de las suyas al campeón.

Ringo eterno: la tribuna de Huracán lo tiene haciendo de las suyas al campeón.

Su cruel y misterioso asesinato en Nevada

El año 75 encontraría un contrato de representación para con Bonavena a nombre de Joe Montano, un puertorriqueño que residía en Miami. Ese contrato (cercano a los 20 mil dólares) pasó a manos de Joe Conforte, un siciliano instalado en Reno, Nevada, que trabajaba para Lou Bonanno: un mafioso que manejaba el juego y la prostitución de la zona.

Bonavena debía pelear por contrato en el Mustang Ranch rodeado de comensales y glamour. Era la atracción de lo que se supo el propio Ringo llamó "pan y circo". La intención del hijo de la Quema era romper ese contrato pero era imposible. Conforte manejaba un sofisticado prostíbulo encubierto entre máquinas tragamonedas.

Quién será de aquí en mas el eje del final de esta historia será Sally Conforte, la esposa de Joe que intentó calmar a Ringo "casándolo" con una de las chicas del club. Sin embargo, ella era la novia de uno de los matones personales de Joe, William Ross Brymer.

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La extrema cercanía de Ringo con Sally, sus bravuconadas y su excesos se acumularon lo suficiente para poner de malas a Conforte que prohibió el ingreso de Bonavena al Mustang Ranch. Cuenta Alberto Oliva, el periodista que viajo al lugar en el momento del hecho, que Ringo tuvo una última charla con Sally antes de intentar meterse en el Mustang y, tras querer forzar la puerta fue ejecutado con un rifle desde una corta distancia por Brymer, luego de sorprender al boxeador cerca de su auto. Eso ocurrió un 22 de mayo de 1976.

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Lo que vino fue una escándalo mediático y miles de conjeturas sobre los hechos de aquella noche. Si Bonavena se había propasado, si la mafia realmente quiso matarlo o fue un arrebato de Brymer, nunca lo sabremos. El entramado policial merece otro capítulo; pero queda la leyenda de Ringo, resumida en una de sus incontables frases: “Yo soy yo. Lo que tengo lo hice yo… Hago lo que quiero con la gente y lleno el Luna Park. Y además, canto porque me gusta y hago teatro porque me gusta. A Ringo Bonavena lo hice yo. Ya no es como antes. A los boxeadores los miraban como a locos, a tarados, a borrachos. Ya no somos más gladiadores. Somos artistas

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