EN DEBATE

Argentina, ¿país narco?

Las políticas contra el narcotráfico y la mirada desde los consumidores, los ejes del debate surgido por las muertes por intoxicación por cocaína adulterada.

La muerte por intoxicación debido al consumo de cocaína envenenada de 22 personas en el oeste y norte del Conurbano bonaerense, disparó el debate en torno a las políticas contra las drogas, un flagelo en crecimiento en Argentina.

La idea de un país caracterizado solo por el tránsito y trasbordo de drogas entre los productores regionales como Colombia, Perú y Bolivia, para su exportación con destino a los principales puertos receptores de droga de Europa, parece ser una premisa obsoleta.

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El diputado provincial de Santa Fe, Carlos del Frade, quien estudia la problemática del narcotráfico hace largos años, expresó este jueves con contundencia: "La Argentina es un país narco".

De acuerdo al periodista y diputado santafesino, el país se convirtió en los últimos diez años en el "tercer exportador de cocaína y el segundo de metanfetaminas" a nivel global.

¿Hay un narcoestado en Argentina?

Especialistas concuerdan en que la Argentina no es un narcoestado, como ha ocurrido con las transformaciones sucedidas en México o Colombia, desde que Richard Nixon impulsara la Guerra contra las Drogas en Latinoamérica.

La periodista mexicana especializada en narcotráfico, Cecilia González, afirmó: "Argentina no se está convirtiendo en México. No hay modo. El narcotráfico en Argentina tiene características propias y específicas en el mercado de las drogas a nivel mundial, muy diferentes a las de México".

La vicepresidenta Cristina Fernández introdujo hace poco en Honduras el debate en Argentina acerca de la ligazón entre neoliberalismo y narcotráfico, cuando señaló: "Qué está pasando cuando el Estado se reduce. Y quién ocupa el espacio dejado por el Estado, ¿quién aparece? El narco. ¿No se dan cuenta de lo que significan las políticas de ajuste y el impacto en las vidas?"

Más allá de las interpretaciones respecto de la actualidad económica argentina, la declaración de la vicepresidenta dio cuenta del proceso acontecido en el país caribeño tras el golpe de Estado perpetrado a Manuel Zelaya en 2009, que derivó en el gobierno de Juan Orlando Hernández, acusado por un fiscal de Nueva York de crear un narcoestado a partir de su connivencia con el cartel de Los Cachiros.

De hecho, existe amplia literatura académica que aborda la formación de los narcoestados mexicano y colombiano, en paralelo a sus procesos económicos y, en especial, a los planes securitarios impulsados por Estados Unidos: la Iniciativa Mérida, en el primer caso; y el Plan Colombia, en el segundo.

Tráfico de estupefacientes en barcos

Asimismo, un estudio de las investigadoras del Conicet, Carolina Sampó y Valeria Tronkoso, indicó un aumento en la incidencia de nuevos mercados con la exportación de cocaína desde puertos no tradicionales, como los de Buenos Aires, Montevideo y Valparaíso.

El Observatorio de Narcotráfico de la Fiscalía Nacional de Chile, que contrasta informaciones de la fiscalía, con la Armada, Aduanas y el Instituto de Salud Pública, notificó que el país andino es el tercer país desde el que Europa recibe más cocaína a través de contenedores.

En Argentina, las autoras destacaron el rol de la hidrovía Paraná - Paraguay en el tráfico de cocaína; sobre la cual, el diputado del Frade explicó que se sostiene a partir de la legislación vigente que "no permite saber qué llevan las bodegas de los barcos que transitan por nuestros ríos, por eso en febrero del año pasado salieron 16 toneladas de cocaína desde el Paraná y llegaron a Europa donde se denunciaron".

De vez en vez, las noticias acerca del incautamiento de drogas o a partir de sucesos extraordinarios pone en escena el debate, como ocurrió en octubre pasado cuando en el municipio de Ensenada encontraron a dos náufragos sobre el Río de La Plata que transportaban 37 kilos de cocaína.

Lo cierto es que, según las Naciones Unidas, más de la mitad de la cocaína incautada en todo el mundo en 2019 ocurrió en Latinoamérica, pero Argentina no figura siquiera entre los 10 primeros países: Colombia (34%), Brasil (7%), Panamá (5%), Perú (2,9%), Ecuador (2,4%), Costa Rica (2,2%), Venezuela (2%), Bolivia (1,8%), Guatemala (1,3%), México (0,9%).

Consumo de drogas

La ONU corroboró lo que hace tiempo se habla en Argentina que es que más allá del tránsito de estupefacientes, el país registró un aumento del consumo. En su reporte de 2021, la Oficina Contra la Droga y el Delito indicó que en el año 2017, el 1,5% de la población entre 12 y 65 años había consumido cocaína en el último año.

"La prevalencia más alta de consumo de cocaína en el último año (3%) se registró entre personas de 18 a 24 años y, en menor medida, entre personas de 25 a 49 años", expresa el informe, a la vez que destaca que una estimación del consumo de pasta base del 0,1% de la población, "principalmente por hombres y personas de edad 25–34".

"Durante el período 2010-2017, la prevalencia del consumo de cocaína casi se duplicó en Argentina: en 2010, se estimó el 0,8% de la población adulta ser consumidores de cocaína en el último año; el aumento del uso de la cocaína fue mayor entre las mujeres que entre los hombres", afirma la ONU.

No hace falta hacer un análisis sociológico para dar cuenta de que el aumento del consumo de cocaína en Argentina se dio en un sector de la población en el que más afectó el desempleo y la falta de oportunidades en los últimos años.

El titular de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Ojea, lo calificó del siguiente modo: “Frente a la tragedia que se está viviendo es necesario distinguir entre la oferta de droga que llamamos narcotráfico y la creciente demanda del consumo”. “Esto último tiene que ver con los problemas más profundos de nuestra sociedad: falta de horizontes humanos y laborales, profundas crisis familiares, el déficit enorme de nuestra educación, la profunda soledad y la necesidad de afecto”.

Una mirada integral

Resulta necesario, entonces, enfrentar la problemática desde una perspectiva que también contemple al usuario de drogas, como ha intentado el Ministerio de Salud bonaerense al dar cuenta de una realidad existente y buscar evitar daños mayores, en su campaña del consumo cuidado de drogas.

O, incluso, como ha propuesto el diputado Facundo Manes al separarse de la doctrina propagandística de la ex gobernadora Vidal, y expresar que "negar los problemas nos aleja de las soluciones: necesitamos políticas integrales efectivas basadas en estadísticas y evidencia científica actualizada."

En Colombia, uno de los principales productores de cocaína del mundo, se desarrollan por ejemplo estrategias vanguardistas para Latinoamérica, como la iniciativa "Échele Cabeza", en la que los jóvenes pueden certificar la calidad de las drogas que van a consumir. A partir de un análisis químico, los responsables del proyecto les certifican a los usuarios si la droga ha sido adulterada y, en caso contrario, indican las dosis recomendables de acuerdo a la composición de la misma.

Más allá de la polémica que pudiera surgir en torno a iniciativas como esta, cierto es que la información y el cuidado son mejores caminos que la negación de los problemas y el punitivisimo hacia los consumidores. Así como se vuelve indispensable un profundo debate sobre las drogas y el narcotráfico en Argentina, como se ha impulsado respecto de las políticas hacia el cannabis, que rompa con esquemas y doctrinas obsoletas e ineficaces.

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