En un contexto de fuerte tensión política y reconfiguración del peronismo, el gobernador bonaerense Axel Kicillof dio un nuevo paso en clave federal al firmar, junto a otros mandatarios provinciales, un documento que propone rediscutir el modelo de federalismo en la Argentina y defender los recursos de las provincias frente al retiro del Estado nacional.
Bajo el título “Recuperar la Argentina federal e inclusiva”, el comunicado fue suscripto por los gobernadores de Buenos Aires, Formosa, La Pampa, La Rioja, Santiago del Estero y Tierra del Fuego, quienes advirtieron sobre el impacto del ajuste nacional en los territorios y anticiparon que impulsarán una agenda común en el Congreso para frenar iniciativas que profundicen el desfinanciamiento provincial.
El texto pone el foco en un diagnóstico compartido: el progresivo retiro del Estado nacional de áreas clave como la obra pública y los servicios esenciales, cuyas responsabilidades fueron transferidas a las provincias sin los recursos necesarios. En ese marco, los gobernadores señalaron que desde la sanción de la Ley de Coparticipación Federal en 1988 la participación provincial en la distribución de recursos cayó del 58% al 42%, una tendencia que, según advirtieron, se profundiza con las políticas del actual gobierno nacional.
La interna como telón de fondo
La iniciativa encuentra a Kicillof en un momento político particular. Mientras en la provincia de Buenos Aires el peronismo atraviesa una interna cada vez más visible, con choques recientes entre el kicillofismo y el kirchnerismo por el Presupuesto, el endeudamiento y la agenda legislativa, el gobernador bonaerense comenzó a mostrarse activo en el plano nacional, articulando con otros mandatarios y promoviendo consensos más allá de las pertenencias partidarias.
En ese sentido, el documento no solo funciona como una crítica al modelo económico del presidente Javier Milei, sino también como una señal política: los gobernadores firmantes se comprometieron a actuar coordinadamente en el Congreso Nacional para respaldar proyectos que fortalezcan la producción, el trabajo y la educación, y rechazar aquellos que impliquen pérdida de recursos o derechos para las provincias.
El movimiento se da, además, en un escenario de disputa por el futuro del peronismo bonaerense. Con la conducción del PJ provincial aún en manos de Máximo Kirchner y con discusiones latentes sobre su renovación, la figura de Kicillof aparece cada vez más asociada a un armado político de alcance federal, en momentos en que distintos sectores del justicialismo comienzan a pensar el escenario posmileísta y el horizonte electoral de 2027.
Sin planteos explícitos, pero con gestos elocuentes, el gobernador bonaerense parece apostar a consolidar un perfil que exceda las fronteras provinciales. La construcción de acuerdos con otros mandatarios, la defensa del federalismo y la apelación a una agenda de desarrollo e inclusión funcionan como ejes de una estrategia que busca ordenar el presente y, al mismo tiempo, proyectar futuro.
En un peronismo atravesado por debates internos y tensiones de liderazgo, Kicillof mueve fichas en el tablero nacional y se posiciona como uno de los actores centrales de la etapa que viene, con el federalismo como bandera y el Congreso como próximo escenario de disputa.

