¿Oportunidad perdida?

Apertura de importaciones mediante, la industria nacional ve pasar el boom de la cerveza artesanal

Una buena parte de los barriles, equipamiento e insumos son comprados afuera. En los “fierros”, se favorecen los chinos. En las materias primas, firmas alemanas y estadounidenses

Cuando muchos le auguraban un límite, el mercado de la cerveza artesanal sigue creciendo. Los cálculos más optimistas hablan de que en el mediano plazo puede convertirse en el 10% de las ventas totales de esa bebida. No obstante, por varios factores, ese desarrollo no está siendo acompañado a la misma velocidad por la industria nacional de equipamiento e insumos, lo que es leído como una oportunidad perdida.

Las compras y el abastecimiento que no se realizan con proveedores locales, generalmente, se desvían a firmas chinas. En el caso de los barriles, por ejemplo, nunca hubo producción argentina: se compraban usados los de Quilmes y, cuando se abrieron las importaciones, se empezaron a traer de afuera.

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“Un barril importado le sale a un importador 60 dólares y lo vende a 150. Y hacer uno acá costaría por lo menos 200”, explicó un productor de artesanal platense a este medio. Es más, hubo un proyecto de la Universidad de La Plata para tener producción propia pero cuando estaba listo ya habían cambiado las reglas de juego y no resultaba competitivo.

Para un empresario medio, de entre 5 mil y 6 mil litros por mes, la adquisición de 100 barriles le sale hoy unos 350 mil pesos. Ese desembolso, en la actualidad, termina del otro lado del Atlántico por falta de oferta. Con las canillas y los conectores pasa lo mismo: aunque hay marcas nacionales “buenas”, las del gigante asiático son más accesibles.

Con la cuestión de las materias primas, la desregulación tuvo el mismo efecto. La levadura y los lúpulos ahora pueden traerse del extranjero y muchos las prefieren por la calidad y por la variedad de los sabores. En este punto, Alemania y Estados Unidos son los mercados más favorecidos.

En ese punto hay que hacer una aclaración: se trata de lugares que tienen una historia y una experiencia centenaria en la materia. Lo que marcan los cerveceros es que, irremediablemente, la diferencia en el producto final es mucha. Sí, aclaran, que en Argentina se utiliza una tecnología muy anticuada que repercute en la calidad.

Desde la Cámara Argentina de Productores de Cerveza Artesanal, con sede en Mar del Plata, confirmaron a INFOCIELO el avance de las compras a China. “La diferencia es, por lo menos del 30%”, explican. “Un fermentador que acá sale 18 mil dólares en China está 13 mil o diez mil”, completan.

“También pasó que mientras estaban cerradas las importaciones, los productores locales de equipo se aprovechaban y te vendían lo que querían y cuándo querían”, se quejaron desde esa entidad. “Los chinos también hacen cosas buenas ahora”, agregaron. 

Mientras los propietarios más chicos recurren a armadores locales para poner una planta de cerveza –y estos son los que cada vez usan más partes importadas-, los más grandes evalúan ahora más seriamente comprar en China toda la línea de producción llave en mano. Cada 6 mil litros por mes, la inversión llega a los dos millones de pesos. Las marcas consideradas grandes están por los siete mil o diez mil. 

La fabricación de acero inoxidable vercnácula también es escasa. Quienes tiene varios años de experiencia en el rubo aclaran que la sofisticación de los artefactos debería ser innegociable, más allá de las nacionalidades. "Se trata de un alimento", aclaran. 

“Yo era especialista en calidad y con un socio que era saborista entregábamos equipos llave en mano. Trabajábamos con una metalúrgica que nos hacía los fierros. Pero ahora en China se consigue a la mitad”, relató a este portal un Ingeniero de La Plata. La capital bonaerense y la Feliz son en la actualidad los dos polos de producción de artesanal en la Provincia. Necochea y Mercedes aparecen como un movimiento incipiente. 

Otro dato que le augura buena vida se conoció en las últimas horas: cayó el consumo de bebidas alcohólicas en el país pero el de la cerveza creció un 19%. La “birra” sigue para arriba cuando los vinos, los espumantes, los aperitivos y el fernet cayeron entre 14 y 15%.

Pero hasta en el segmento comercial aparecen los límites. Las latas, por caso, son el 20% de la demanda pero, según Clarín, “el fabricante local de esas está con su capacidad de producción al límite y hasta requiere importaciones para poder abastecer la demanda local”.

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