Análisis

El ajuste del “gasto político”: ¿Una medida necesaria o un gesto para la tribuna?

Los intendentes ajustaron la planta política, pero no logran un ajuste significativo del gasto. ¿Qué es lo que logran con el gesto "simbólico" de prescindir de funcionarios?

Por Eduardo Médici

A partir de una indicación del Gobierno de la nación, que replicó la Provincia, los municipios enrolados en Cambiemos anunciaron medidas de ajuste del “gasto político” a partir de la eliminación de secretarias y direcciones consideradas “ociosas” o, cuanto menos, “prescindibles”.

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Los intendentes hicieron los deberes y mostraron rápidamente que hay “sintonía fina” -como supo reclamar la expresidenta Cristina Kirchner cuando quiso implementar su propia versión de un ajuste "light"-, sin embargo quedó flotando la pregunta en torno a si se trata de medidas necesarias desde el punto de vista económico o simbólicas desde una perspectiva política.

En Quilmes, uno de los casos más resonantes, Martiniano Molina recortó un 30 por ciento los cargos políticos para ahorrar hasta 73 millones de pesos por año. Para eso eliminó cinco secretarías y desplazó a asesores, subsecretarios y directores que lo acompañaban desde el inicio de la gestión.

Lo mismo hizo Julio Garro en La Plata con miras a ahorrarse unos 67 millones en 2018 con una medida muy similar: pasó de 220 a 140 los cargos políticos que le responden. Medidas similares se dieron en disitros como Bahía Blanca, donde el ahorro orillaría los 8 millones por la eliminación de direcciones y secretarías, y se complementaría con la reducción de horas extra de trabajadores “de planta”.

Incluso en distritos más pequeños, como Magdalena, se operaron medidas de austeridad. El intendente Gonzalo Peluso, también de Cambiemos, borró una secretaría, cinco direcciones y dos delegaciones para ahorrar un millón y medio de pesos al año. Lo de Peluso ya venía siendo austero: tiene los sueldos políticos más bajos de la Provincia.

En todos los casos, las medidas recibieron cuestionamientos de la oposición. ¿Mantuvimos durante dos años una planta de funcionarios ociosa? Se preguntan desde el otro lado de la grieta. Algunos, más cautos, se atreven a preguntar si la plantilla “ajustada” de secretarios y directores alcanzará para hacerle frente a los desafíos de la gestión. Si no cumplen metas, y se resienten los servicios municipales, advierten, bajará la cobrabilidad de las tasas y la recaudación. 

Como sea, una mirada global respecto de los ajustes políticos deja al descubierto que se trata de medidas “simbolicas”, habida cuenta de que en el mejor de los casos, el ajuste representa el 1 por ciento del Presupuesto municipal. Es así en los casos de Quilmes y La Plata. En el de Magdalena,que tiene para gastar 300 millones por año, es todavía menos: el 0,5 por ciento. “Lo importante es predicar con el ejemplo”, reconoció un intendente ante la consulta de este portal.

En el caso de la Provincia, esto queda más claro aún. El ahorro de Vidal al modificar, vía Ley de Ministerios, la estructura de segundas líneas de la administración Provincial, significará un ahorro de unos 600 millones de pesos. Dentro de una masa de gasto público que este año rondará los 630 mil millones, el impacto es de uno por mil. Y compensa el desembolso que hace apenas un año se hizo para contratar un verdadero ejército de asesores.

Para tener una idea: esos 600 millones equivalen al gasto de funcionamiento durante todo un año de ministerios y dependencias de perfil puramente burocrático, como la Autoridad del Agua, Agroindustria o la Secretaría de Medios.

¿Qué es lo que "compran" los intendentes con estos gestos de buena voluntad? En primer lugar, el favor de cierto público que aún cree que los políticos le cuestan al Estado el equivalente a las carencias en los servicios esenciales como educación, salud y seguridad. Pero, en segundo lugar, crédito político para gastar en medidas menos simpáticas.

En todos los casos, a las medidas de ajuste político le sobrevinieron drásticas reducciones de personal. El gesto simbólico buscó proveer de un “paraguas” a las administraciones que buscan achicar el gasto. En las últimas horas, Quilmes, Morón y Tres de Febrero decidieron no renovar unos 1.400 contratos laborales. Lo mismo hizo La Plata. En Bahía Blanca, Héctor Gay enfrentará mañana un paro y asambleas dentro del Palacio Municipal en contra de su política de recortes.

En su caso, el gesto de austeridad no calmó los ánimos de quienes se verán pateando las calles para conseguir sustento. Se entiende: el jefe comunal acaba de desembolsar 50 mil pesos para pagar habitaciones de hotel de los músicos que acompañaron a Ricardo Arjona durante un show privado que dio en la ciudad. El resto tiene la excusa para seguir ajustando.

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