Sociedad
INFOCIELO EN LA COSTA

La historia de Vicky, la bombera de 18 años que arriesga su vida cada vez que suena la sirena en Gesell

Victoria Jara ingresó a un cuartel a los 13 años y nunca más se fue. Dejó de lado ser jugadora de hockey para ser voluntaria y estar al servicio de vecinos y turistas. Una pasión que no es para cualquiera

Abnegación. Sacrificio. Desinterés. Esas son las tres palabras que están impresas en la reluciente marquesina del cuartel de Bomberos Voluntarios de Villa Gesell. Aunque muchos crean que esos requisitos nada tienen que ver con la juventud de hoy día, Victoria Jara, con 18 años recién cumplidos, los pone en práctica cada vez que suena la sirena y debe arriesgar su vida por vecinos o turistas.

TE PUEDE INTERESAR

“Vicky”, como le dicen sus compañeros y como está grabado en su casco amarillo que muestra con orgullo, cuenta que fue un amor a primera vista. “Viene a traer una llave cuando tenía once años y pensé ‘quiero estar acá'”, relata en diálogo con el equipo de INFOCIELO.

Así fue que empezó como cadete a los 13 años y nunca dejó. Sí postergó una carrera como jugadora de hockey aunque ella no lo admite. “Las hermanas me decían que la deje salir a jugar pero no era yo era ella”, rememora Hugo Piriz, jefe del cuerpo y director de Defensa Civil local.

“Una vez estaba calentando para un partido y sonó la sirena y me tuve que ir”, confiesa Victoria, seria, como si no le afectara. Cuando hay una emergencia, salen los que están de guardia y acuden todos aquellos que puedan. El plantel actual es de 80 y siempre hay entre diez y quince que no llegan por diferentes cuestiones, laborales o personales.

“Como esto es ad honoren, el que no puede no puede, sabemos que es por algo realmente serio”, evalúa Piriz. Justamente, Vicky trabaja en una heladería y ahora, en temporada alta, a veces, no consigue el permiso para retirarse. El verano, por calor y el hacinamiento de visitantes, es la estación de más actividad. Desde abril, se retoman las capacitaciones y los entrenamientos fuertes.

Dentro de los bomberos gesellinos, hay varias especialidades. Vicky se está formando es la división canes, es decir, el trabajo con perros para buscar personas debajo de estructuras colapsadas o entre los médanos. Incendios forestales, siniestros vehiculares, rescate con cuerdas y trauma son las otras ramas.

Es martes a la tarde y, por suerte, los galpones de Paseo 104, entre 4 y 5, están tranquilos. Las 11 unidades, entre autobombas, vehículos 4x4 y ligeros, descansan a la espera del toque de alarma. Cuando llega un aviso, que generalmente es por teléfono, primero sale un equipo “de ataque” en un rodado de porte chico o mediano y atrás se suma uno de apoyo. Si el siniestro es grande, recurren a la chancha de 14 mil litros de agua.

En la comuna que dirige el kirchnerista Gustavo Barrera, los bomberos voluntarios son una institución respetada. Se ven beneficiados con un portecentaje de la tasa municipal y reciben donaciones. Durante las vacaciones, además, puede ser asistidos por la Provincia si es necesario.

“A mi me gusta la adrenalina”, comenta Vicky y elige “un incendio en un balneario con tormenta eléctrica” como una de sus experiencias más arriesgadas desde que está habilitada a actuar.

Su última participación fue en el fuego que consumió 5 hectáreas de bosque en la zona del residencial Barrio Norte. Allí arribó en camioneta con un traje impermeable amarillo. En esos casos, el viento es el gran enemigo. “Cuando llegamos, el que está a cargo le da una tarea a cada uno”, explica.

Generalmente, son los más experimentados los que están al frente. Lo más difícil de manejar son las ganas de los más nuevos de “mandarse”. A pesar de sus tres décadas combatiendo las llamas, Piriz advierte que “cada situación es distinta a otra”. Por eso la importancia de los años.

En el cuartel hay 8 mujeres y aseguran que reciben un trato de “igual a igual”. La primera ingresó hace ya veinte años y, por eso, para el lugar no es “nada fuera de lo común”. Algunas tienen ya puestos jerárquicos. Por lo pronto, Vicky mirá hacia el futuro y “no se ve” haciendo otra cosa.

Entrevistas y texto: Eduardo Aller

Fotos y videos: Daniel Olivero

TE PUEDE INTERESAR